10 de octubre de 2010

Actores para el Oscar (V): Nicole Kidman

Ayudándome del excelente post que le dedicó nuestro compañero Luis a la superestrella y recuperando aquel que le dedicamos hace dos años, hoy nuestra atención radica en analizar la vida, obra y milagros (que seguro que los tiene) de Nicole Kidman, contendiente este año por el drama “Rabbit Hole”.

Contrariamente a lo que se piensa, Nicole Mary Kidman nació en EE.UU., en concreto, el 20 de junio de 1967 en la isla hawaiana de Honolulu, siendo la primogénita del doctor Anthony Kidman, bioquímico, y Janelle, enfermera, ambos australianos. A los pocos meses de nacer, la familia se trasladó a Washington, donde el padre prosiguió sus investigaciones sobre el cáncer de mama. En la capital estadounidense nacería la otra hija del matrimonio, Antonia, en 1970. Al año siguiente, los Kidman se instalarían definitivamente en Sydney, donde el padre tenía su plaza como profesor universitario. Nicole, desde muy temprana edad, manifestó un especial interés por el baile, matriculándose en clases de ballet, que supo aunar con lecciones de interpretación en el Australian Theater for Young People de la ciudad australiana.

Tras conseguir algunos contratos como modelo infantil, debutó en 1983 en la gran pantalla con dos títulos destinado al público juvenil, por un lado, el film navideño “Bush Christmas” (1983), de Henri Safran, y por otro, la frikada “BMX Bandits” (1983), de Brian Trenchard-Smith a los que siguieron en los años posteriores numerosas apariciones en películas, series y Tv-movies nacionales de escasa repercusión.

Y llegó 1989. Con tan sólo 22 años, la Kidman conocía por primera vez el éxito gracias a las miniseries “Vietnam” (1987) y “Bangkok Hilton” (1988), por las que conseguiría, consecutivamente, el premio a la Mejor Actriz de Televisión en los AFI Awards (los premios de la academia de cine australiana). Paralelamente, se estrenaba en los cines “Dead Calm”, de Phillip Noyce (“Salt”), un thiller a bordo de un yate donde quedaba de manifiesto la belleza inmaculada de la joven actriz. El film consiguió distribuirse en Europa y EE.UU., donde Nicole llamó la atención en Hollywood, siendo reclamada para co-protagonizar, al año siguiente, “Days of Thunder”, un film hecho a la medida del idolatrado Tom Cruise. Durante el rodaje surgió la historia de amor y a los pocos meses, concretamente, el 24 de diciembre de 1990, Nicole y Tom contraían matrimonio en secreto convirtiéndose en una de las parejas más envidiadas de la meca del cine de la última década del siglo XX.

La vida de la actriz había dado un giro de 360º: a caballo entre Los Angeles, Nueva York y Colorado, era una reconocida estrella, además de guapa, rica, famosa, esposa y, años después, madre adoptiva de dos hijos (Isabella y Connor), Nicole no se dejó deslumbrar y continuó decididamente su carrera: hizo una prueba para “Ghost”, siendo finalmente la elegida Demi Moore, y consiguió entrar en el reparto de la adaptación de la novela homónima de E. L. Doctorow, “Billy Bathgate” (1991), de Robert Benton, junto a Dustin Hoffman y Bruce Willis, por el que consiguió su primera nominación al Globo de Oro, en la categoría de Mejor Actriz de Reparto de cine.

En 1992 presentó en el festival de Cannes (fuera de concurso) su nuevo trabajo junto a Cruise, la épica "Far and Away", dirigida por el posteriormente oscarizado Ron Howard, y al siguiente año, protagonizó las olvidables “Malice”, de Harold Becker, junto con Alec Baldwin, Bill Pullman, Anne Bancroft y una desconocida Gwyneth Paltrow, y “My Life”, de Bruce Joel Rubin, con Michael Keaton y Queen Latifah. Ambos films fracasaron en taquilla y relegaron a la australiana a la mera sombra de su marido. Para más INRI, en 1994 rechazó el papel de Jenny en la multipremiada “Forrest Gump”, de Robert Zemeckis, que cayó en manos de Robin Wright Penn.

Dispuesta a no dejarse caer, en 1995 alternó dos títulos antagónicos: por una parte, fue la chica del superhéroe en la tercera entrega de la franquicia del hombre-murciélago, “Batman Forever”, de Joel Schumacher, junto con Val Kilmer, Tommy Lee Jones, Jim Carrey y Chris O'Donnell, todo un blockbuster en aquel año que de poco sirvió para demostrar su talento. Sin embargo, supo desquitarse, con la fantástica “To Die For”, de Gus Van Sant, sin duda, su mejor trabajo en Hollywood hasta aquel momento. A sus 28 años, convencía a propios y extraños y comenzó a recibir los primeros premios, destacando su 1ª nominación al BAFTA y su primer Globo de Oro, en la categoría de Mejor Actriz de Comedia/Musical, aunque, lamentablemente, no pudo obtener la nominación al Oscar..

En los próximos tres años, apenas es digno de mención en su filmografía con una alternancia de títulos y géneros que se caracterizan por su baja calidad. En 1996, la cineasta Jane Campion (“Bright Star”) la fichó para su nueva película tras el éxito internacional de “The Piano” (1993), sin embargo, “The Portrait of Lady” quedará como un fallido drama romántico de corte clásico, donde sólo conseguía brillar Barbara Hershey entre un reparto donde también figuraban John Malkovich, Christian Bale y Viggo Mortensen. Al año siguiente, de nuevo, se ponía bajo las órdenes de una directora, en esta ocasión, Mimi Leder la reunía con el galán George Clooney en la peli de acción, “The Pacemaker”. Y para tocar techo, “Practical Magic” (1998), de Griffin Dune, junto a Sandra Bullock y Dianne Wiest,… sin palabras.

Pero había luz al final del túnel: así, debutó en el teatro londinense (con críticas enfrentadas) en la obra “The Blue Room”, de David Hare, y dirigida por Sam Mendes y el visionario Stanley Kubrick escogía al matrimonio Cruise-Kidman, máximos representantes de la Iglesia de la Cienciología, para su película póstuma: “Eyes Wide Shut” (1999), por la que la actriz obtuvo su 1ª nominación al Satellite Award.

Así llegó el nuevo milenio que supuso el renacer de una nueva Nicole. Tras un sonado divorcio con su marido, la actriz se volcó en su trabajo, encarnando en 2001 dos papeles claves en su carrera: su inmortal Satine de “Mouling Rouge!”, de Baz Luhrmann, nos descubrió sus cualidades para el musical y la película, casi de inmediato, se estableció como un clásico dentro del género y de nuestra época, Kidman obtuvo su 2º Globo de Oro, su primer Satellite Award, y su 1ª nominación al Oscar pero nada pudo hacer frente al huracán Berry (“Monster’s Ball”). Por otro lado, Alejandro Amenábar le ofrecía un bombón con el nombre de Grace Stewart: “Los Otros”, la película española más taquillera de la historia (con su todavía marido como productor ejecutivo) la enfrentaba con el género del suspense, siendo nominada al Goya, al BAFTA y al Globo de Oro (Actriz Drama), perdiendo en detrimento de unas soberbias Pilar López de Ayala (“Juana la Loca”), Judi Dench (“Iris”) y Sissy Spacek (“In the Bedroom”), respectivamente.

La actriz, a sus 34 años, se encontraba en su mejor momento profesional y todo era cuestión de tiempo… de muy poco tiempo: en 2002, un título emblemático, “The Hours”, de Stephen Daldry, reunía a Kidman, Julianne Moore y Meryl Streep; el resto es historia: Oso de Plata en el festival de Berlín para el trío protagonista y todos los elogios posibles para la australiana, gracias a su asimilación de la escritora británica Virginia Woolf, y el Oscar, el BAFTA y su tercer Globo de Oro, en esta ocasión en la categoría de Actriz Dramática.

Requerida por todos, Nicole seleccionó minuciosamente sus próximos proyectos embaucándose en 2003 concretamente en tres: “Dogville”, la 1ª parte de la trilogía de Land of Opportunities, de Lars Von Trier, despertó gran polémica pero las críticas fueron favorables a su protagonista. La adaptación de la novela homónima de Philip Roth, “The Human Stain”, supuso su reencuentro con el director Robert Benton, 12 años después de “Billy Bathgate”. Y el amor en tiempos de guerra o, lo que es lo mismo, “Cold Mountain”, de Anthony Minghella, le reportó su 6ª nominación al Globo de Oro (Actriz Drama).

A partir de aquí, su filmografía se difumina en un mare mágnum de títulos de heterogénea calidad, en 2006 se posiciona como la actriz mejor pagada de Hollywood y algunos blogger comienzan a hablar de la maldición ‘post-Oscar’: en cinco años estrena 10 películas (más “Happy Feet” donde presta su voz) pero nunca consigue lograr su sitio entre los ganadores. En 2008 lo intenta con la esperadísima “Australia”, donde repetía con Luhrman, 7 años después de “Moulin Rouge!” y el año pasado pasaba inadvertida en el (tedioso) musical “Nine”, de Rob Marshall, donde los halagos los acaparó Penélope Cruz (la ex novia de su ex marido). En todo este tiempo le ha dado tiempo a rehacer su vida al lado del cantante country Keith Urban con el que se casó en 2006 y tuvo su primer hijo biológico, Sunday Rose, a los pocos días de cumplir los 41 años.

El pasado 13 de septiembre saltaba la noticia: “Rabbit Hole”, el nuevo film de John Cameron Mitchell, tenía su premiere en el festival de cine de Toronto, donde, unánimemente, la crítica exaltaba la actuación de Nicole Kidman y la consideraban con serias opciones para ser nominada al Oscar. A partir de entonces, la película obtuvo distribuidor en EE.UU., fijándose su estreno, limitado, para el 17 de diciembre. Ahora todo son buenos deseos y expectativas ante la temporada de premios de los críticos pero ¿encontrará la oscarizada actriz el apoyo que desde hace años no tiene? ¿podrá vencer a Natalie Portman y Annette Benning, las teóricamente favoritas de esta primera fase?

3 comentarios:

Xavicinoscar dijo...

Y una de las más votadas en La actriz de la dècada. Mal no ha tenido que hacer las cosas estos años. Una excelente actriz que se arriesga con productos y papeles diversos, aunque luego sean fracasos. Su Satine de Moulin Rouge, la Virginia de Las Horas o las Grace de Los Otros y Dogville son memorables. Felicidades por el artículo. Saludos!

Anónimo dijo...

Me ha encantado el artículo.
Go Nicole, go!

Arturo Cortés dijo...

Es una de las grandes, para mi, junto con Kate Winslet, Juliane Moore, Meryl Streep, Natalie Portman.
Es evidente además que ha sabido rentabilizar algunos aspectos de su vida, y se ha sabido curar las heridas muy bien. Por eso no me preocupa que tenga etapas no tan deslumbrantes, porque en cualquiero momento...siempre puede resurgir.

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