James Edward Franco nació en Palo Alto, California, el 19 de abril de 1978, hijo de Doug, de ascendencia portuguesa y sueca, y Betsy, hija de inmigrante rusos, tiene dos hermanos menores, Tom y Dave. En 1996 terminó sus estudios en Palo Alto High School, donde había participado en varias obras de teatro estudiantil, e ingresó en la Universidad de los Ángeles para cursar filología inglesa, carrera que abandonó al año siguiente, con la oposición familiar, para tomar clases de interpretación en Playhouse West junto a Robert Carnegie. En los albores del nuevo milenio, Franco comenzó a presentarse a audiciones en Los Angeles, consiguiendo sus primeros papeles para la pequeña pantalla como actor secundario en TV-movies y series como “Pacific Blue” o “The X Files” hasta darse a conocer en la exitosa serie “Freaks and Greeks” (1999-2000) donde intervino en 18 episodios.
Paralelamente, daba el salto al cine como actor teen en “Never Been Kissed” (1999), de Raja Gosnell, y con mayor entidad, en “If Tomorrow Comes”, de Gerrit Steenhagen y “Whatever It Takes”, de David Raynr, ambas estrenadas en el 2000 y con escasa repercusión.
Su gran oportunidad llegaría un año después siendo escogido para dar vida al malogrado actor James Dean en el telefilm dirigido por Mark Rydell, “James Dean” (2001) por el que se alzó con el Globo de Oro al Mejor Actor de Miniserie/TV-Movie, y nominado en la misma categoría al Emmy y al SAG. Su encarnación de uno de los mitos inmortales del cine de los años 50 despertó el interés de productores y directores, abriéndole las puertas a proyectos de mayor envergadura.
Así, fue contratado para interpretar a Harry Osborn en la nueva adaptación del cómic de la Marvel, “Spider-Man” (2002), de Sam Raimi, participando en sus posteriores secuelas: “Spider-Man 2” (2004) y “Spider-Man 3” (2007), donde se reencontraba con el director y con Tobey Maguire y Kirsten Dunst. El éxito de la saga del hombre araña le reportó fama internacional aunque a lo largo de su carrera intercalará los grandes estudios con proyectos de bajo presupuesto.
Sin duda 2002 fue un año fecundo para el actor, con siete largometrajes y un corto, destacando “City by the Sea”, de Michael Caton-Jones, un thiller junto a los oscarizados Robert De Niro y Frances McDormand, y el debut tras las cámaras de Nicolas Cage, “Sonny” (2002). Al año siguiente le pudimos verle en la penúltima película dirigida por Robert Altman, “The Company”, al lado de Neve Campbell y Malcolm McDowell.
En 2005 estrenó su opera prima, “Fool’s Gold”, a la que han seguido “The Ape” (2005), y “Good Time Max” (2007), todas protagonizadas por él mismo.
Convertido en una de las grandes promesas de Hollywood, en apenas dos alternó el cine bélico (“The Great Raid, 2005, de John Dahl; “Flyboys”, 2006, de Tony Bill), el drama romántico con tintes legendarios (“Tristan + Isolde”, 2006, de Kevin Reynolds), el remake de terror (la olvidadiza “The Wicker Man”, 2006, de Neil LaBute) y el cine indie (“The Dead Girl”. 2006, de Karen Moncrieff).
En los años siguientes redujo, considerablemente, su presencia en la gran pantalla. Así, Paul Haggis le fichó para su segunda película “In the Valley of Elah” (2007) y Gus Van Sant le introdujo en uno de los mejores reparto de 2008: “Milk”, alzándose con el Independent Spirit Awards al Mejor Actor de Reparto, mientras que con la gamberra “Pineapple Express” (2008), de David Gordon Green, obtuvo su 2ª nominación al Globo de Oro, en esta ocasión, sin éxito, en la categoría de Mejor Actor de Comedia/Musical.
En 2009 aparcó su carrera como actor para centrarse en la dirección de sus dos primeros cortometrajes: “Herbert White” y “The Feast of Stephen” (premio Teddy en la pasada Berlinale), regresando este año con cinco títulos: por un lado, colabora en la comedia protagonizada por Steve Carell y Tina Fey, “Date Night”, de Shawn Levy, y en la adaptación de la obra homónima de Elizabeth Gilbert, “Eat Pray Love”, de Ryan Murphy; por otro lado, encabeza los títulos de crédito de “William Vincent”, de Jay Anania; “Howl”, de Rob Epstein & Jeffrey Friedman; y, sobre todo, “127 Hours”, de Danny Boyle.
La nueva película de Boyle tras el éxito de “Slumdog Millionaire” ha sido aclamada en Telluride y Toronto, destacándose la actuación de un James Franco, pletórico como Aron Ralston y su sobrecogedora historia.
En el mejor momento de su carrera, el actor californiano tiene todo a su favor para lograr su primera nominación al Oscar pero ¿conseguirá, además, destronar al “rey”?
9 comentarios:
Ufffff, k grande!
Te propongo un cambio, James: yo te paso los apuntes de Filología Inglesa por si te da por retomarla algún día (o mejor, te vienes de erasmus a España, cosa que a más de uno le encantaría xD) y tú me pasas tus cortos! que no hay manera de dar con ellos por internet =(
También destacaría su participación en la brutal An American Crime, que si bien es un filme sobresaliente, probablemente no lo volveré a ver jamás, debido a su contenido tan duro (y está basada en hechos reales). Su papel no es principal, pero se deja ver y lo hace genial.
Saludos
En el Valle de Elah no hacia de hijo de Tommy Lee Jones.
Cierto! muchas gracias anónimo, ¡modificado!
Otro pequeño error: la serie era "Freaks and Geeks". Eran frikis, no griegos.
Me encanta vuestro blog, por eso os lo comento.
Luisfer
Me encantaría que se viniera de erasmus a España, pero sin el oscar, con el Oscar que venga a España Colin Firth, que para eso es este año "el rey"
Lo encuentro un tremendo actor muy completo, desde -James Dean-(primera peli que ví de él); dejo notar su gran talento, de ahi en adelante a crecido mucho y le queda mucho por crecer, sobretodo ahora que esta incursionando en otras áreas- de su generación es un gran talento Tremendo JamesFranco.
FANTASTICO JEAM FRANCO, Y GUAPISIMOOOOOOOOOOOOO
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