Actores para el Oscar (XVIII): Leonardo DiCaprio

Niño prodigio, símbolo de Hollywood, actor fetiche de Scorsese…. Todo esto y mucho más es Leonardo DiCaprio; un actor a tener muy en cuenta en la carrera por sus dos films estrenados este año: “Inception” y “Shutter Island”. Dos en lugar de una pero ¿por cuál será considerado? ¿le jugará en contra esta situación?

Recuperamos para su análisis el post que le dedicamos hace dos años por motivo de su candidatura por “Revolutionary Road” y ofrecemos una visión de su situación en la lucha por el Oscar.

La belleza escandinava de este californiano, nacido el 11 de noviembre de 1974, es fruto de la conjunción de genes de ascendencia alemana e italiana pues su padre, George, distribuidor de cómics, es italoestadounidense, y su madre, Irmelin, de procedencia germana. El étnico matrimonio se divorció cuando Leo apenas tenía un año, siendo el único hijo de la pareja. La leyenda popular nos habla que su madre eligió el nombre del bebé cuando visitando embarazada la Galleria Degli Uffizi (Florencia) sintió como el bebé se estremeció mientras contemplaba un cuadro de Leonardo Da Vinci; y es que parece ser que desde la cuna estaba predestinado a ser un artista…

Sus progenitores desde su tierna infancia le inscribieron en castings de anuncios publicitarios y series de televisión; así apareció en la pequeña pantalla en episodios de “Growing Prains” (1990) o “Santa Bárbara” (1984), siendo su debut cinematográfico con 17 años en la bazofia “Critters 3” (1991), de Kristine Peterson.

1993 fue su presentación oficial con dos títulos en cartelera: “This Boy’s Life”, de Michael Caton-Jones y, sobre todo, “What’s Eating Gilbert Grape?”, de Lasse Hallström, donde se codeaba con Robert De Niro y Ellen Barkin y Johnny Deep y Juliette Lewis, respectivamente. Por su transformación en un adolescente con autismo en la película del director sueco, recogió sus primeros aplausos y elogios, consiguiendo, incluso, su 1ª nominación al Globo de Oro y al Oscar, en Mejor Actor de Reparto.

Con apenas 20 años, DiCaprio había entrado por la puerta grande en Hollywood. Sus siguientes trabajos fueron el western “The Quick and the Dead” (1995), de Sam Raimi, junto a Sharon Stone, Gene Hackman y Russell Crowe; “Total Eclipse” (1995), biopic sobre el poeta francés Arthur Rimbaud, dirigido por la aclamada Agnieszka Holland, y el drama “Marvin’s Room” (1996), de Jerry Zaks.

Sería al año siguiente cuando la fama internacional le llegó protagonizando la revisión del clásico de William Shakespeare “Romeo + Julieta”, de Baz Luhrman, una obra amada y odiada a partes iguales que, sin duda, catapultaron como ídolos adolescentes a él y a una Capuleto con el rostro de Claire Danes. Un primer éxito mundial, con premio para el rubiales en la Berlinale, que rubricó con la colosal “Titanic” (1997), de James Cameron. Su Jack Dawson gritando “soy el rey del mundo” pertenece ya a los anales del cine. Curiosamente, por ninguna de estas interpretaciones alcanzó la nominación al Oscar, algo que parece ser entristeció al actor, que continuó ofuscado en la búsqueda de su reconocimiento como buen actor y no como una simple cara bonita, aglutinadora de salas de cine.

Es difícil encontrar un intérprete tan joven que sin haber cumplido los 25 años tuviera la posiblidad de seleccionar personalmente sus trabajos: así lo hizo “The Man in the Iron Mask” (1998), de Randall Wallace, adaptación libre de las novelas de Alejandro Dumas (padre) sobre D’Artagnan; fue chico Allen en “Celibrity” (1998) y apostó por “The Beach” (2000), de Danny Boyle, todos ellos productos que despertaron tanto el interés, primero, como la desaprobación, después, de la crítica.

Y llegó Martin Scorsese: “Gangs of New York” (2002) fue la primera película que rodaron juntos, a la que seguirían “The Aviator” (2004), “The Departed” (2006) y “Shutter Island” (2010). Gracias al neoyorkino ha conseguido las dos nominaciones al Bafta que posee y, entre otros muchos premios, el Globo de Oro como Mejor Actor Dramático y su 1ª nominación al Oscar como Mejor Actor Protagonista, ambos por el biopic de Howard Hughes, estatuilla que se llevó Jamie Foxx por “Ray”.

Aún así, DiCaprio también ha seguido trabajando bajo las órdenes de otros prestigiosos directores, como Steven Spielberg, en “Catch Me If You Can” (2002); o Edward Zwick, en “Blood Diamond” (2006), por la que obtuvo su 2ª nominación al Oscar como Mejor Actor, galardón que se llevaría Forrest Whitaker por “The Last King of Scotland”.

En 2008 pisó fuerte con la colaboración de dos grandes directores que suponía, además, su reencuentro con grandes compañeros: “Body of Lies”, de Ridley Scott, era un face to face, trece años después de “The Quickly and the Dead”, con Russell Crowe. Por otro lado, “Revolutionary Road”, de Sam Mendes, recuperaba la química que ni un iceberg pudo romper con Kate Winslet en “Titanic” (1997).

DiCaprio ha sabido brillar bajo la batuta de Scorsese y de los grandes directores con los que ha trabajado. El
último en exprimir lo mejor de su talento ha sido Christopher Nolan que escribió expresamente para él el papel protagonista de “Inception”, un ambicioso proyecto que se ha convertido en uno de los grandes títulos de su filmografía… y aún no han llegado los premios.

A sus recién cumplidos 36 años, es considerado uno de los solteros de oro de la meca del cine, dueño de una trayectoria imparable, con tres nominaciones al Oscar y siete (¡!) al Globo de Oro, y en plena vorágine de promoción de cara a los premios de la temporada de “Shutter Island” y, más aún, de “Inception”, DiCaprio se acerca a la carrera sin ser el favorito pero con las cartas en la mano. Si sabe jugar, ganará más de lo que pensamos.